ARMENIA

Armenia ha estado dominada por diferentes imperios (Romano, Bizantino, Persa, Otomano) a lo largo de los siglos, teniendo sólo algunos periodos de independencia.

A fines de la Primera Guerra Mundial, la primera república de Armenia se estableció en el territorio que antes había sido controlado por el imperio turco otomano y el imperio ruso. En 1920, Armenia y Turquía entraron en guerra, la que terminó con el Tratado de Alexandropol, en el que los armenios entregaban las armas y el territorio de Armenia occidental a los turcos.

Los años 10 del s. XX corresponden a un período negro en la historia armenia, pues más de un millón de armenios perecieron en el conflicto que mantuvo el país con Turquía. Cientos de miles de armenios se vieron forzados a dejar sus hogares, constituyendo en la actualidad una enorme diáspora dispersa por todo el mundo. Las matanzas de 1915 originaron el primer genocidio de la historia moderna, aún no reconocido por el gobierno turco.

En 1922, el territorio no turco fue invadido por el Ejército Rojo y el país fue incorporado a la Unión Soviética como parte de la Federación de Repúblicas Socialistas Soviéticas del Transcáucaso, junto a Georgia y Azerbaiján. En 1936 se disuelve dicha federación y el país pasa a formar parte de la URSS con el nombre de República Socialista Soviética de Armenia. Tras la caída del bloque en 1991, el Soviet Supremo de Armenia declaró la independencia del país, previo referendo popular.

Armenia es un país relativamente industrializado. La industria representa más del 30% del producto interno bruto (PIB) del país y más del 40% de la mano de obra está empleada en la industria y la construcción. La producción está dominada por las manufacturas y la minería (oro, cobre, cinc, plata). Las máquinas y el caucho sintético son los principales bienes manufacturados. El país posee la única central nuclear en la región caucásica, que fue heredada de la época soviética.

Como otros estados independientes de la ex-URSS, la economía Armenia ha sufrido por el legado del sistema centralmente planificado y la caída del sistema de intercambio ruso. La inversión y apoyo ruso a la industria prácticamente ha desaparecido, por lo que sólo algunas grandes empresas han seguido en funcionamiento.

Además, los efectos del terremoto de Spitak, en el que murieron más de 25 mil personas y 500 mil quedaron sin casa, aún se sienten. El conflicto sin resolver con Azerbaiján por el territorio de Nagorno-Karabakh también ha afectado la economía nacional, principalmente por el cierre de las fronteras con Azerbaiján y Turquía, lo que ha destrozado la economía, pues Armenia depende de la importación de energía y de la mayoría de sus materias primas.

A pesar de lo compllicado del panorama, Armenia ha conseguido un progreso estable, lo que le ha permitido tener apoyo de instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo. Los préstamos internacionales son enfocados a reducir el déficit, estabilizar la moneda, incentivar el desarrollo de empresas privadas, energía, agricultura, transporte, salud y educación. Una de las principales fuentes de financiamiento directo es la diáspora armenia, la que financia la mayor parte de las reconstrucciones de obras públicas.

En el índice de transparencia internacional del 2005, Armenia se ubicó en el lugar 88, como altamente corrupto.

Su población es de 3 millones de habitantes, pero esta cifra aumenta al ver la importante diáspora armenia alrededor del mundo: en Rusia (1,5 millones), en Canadá y EEUU (1,2 millones), en África (900.000), en Siria y Líbano (900.000), en la UE (700.000) y en América Latina, (200.000), principalmente asentados en Argentina y Chile.

Fotografías: Google Images

Textos: Basado en Wikipedia